lunes, 5 de agosto de 2013

José María Pérez Gay, el ser humano, la obra y el compromiso político.

En un emotivo evento, dentro del Foro México y el mundo actual, en Casa Lamm, hoy se presentaron Héctor Díaz-Polanco, Héctor Vasconcelos y Luis Linares Zapata, para hablar sobre José María Pérez Gay, el ser humano, la obra y el compromiso político.
El antropólogo Héctor Díaz-Polanco recordó los ensayos y novelas de Chema y la muy agradable convivencia en su casa desde la época en que se formó un grupo de intelectuales para defender el petróleo. Díaz-Polanco describe esta época como la más mágica de su vida y resaltó el valor y el compromiso del hombre que dejó la comodidad del académico para asumir una postura política, que en este país de intolerantes conlleva a ser observados con mucho recelo. Chema fue un intelectual, en el amplio sentido de la palabra, ya que no sólo fue un eminente académico, erudito y culto, sino una persona que desarrolló el conocimiento para comprometerse política y públicamente, en favor de las mejores causas. Pérez Gay asumió un compromiso político con Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, a pesar de los riesgos que ello implicó. Basó su gran afinidad con él en la honestidad y la integridad, en la visión de crear una nueva política ética, con valores, y como dijo el mismo Chema en una de sus últimas presentaciones en público, en coincidir en que "MORENA es, en suma, la declaración de un principio: que la honestidad es el eje liberador de la política".
El diplomático Héctor Vasconcelos, quien también es miembro consultivo de MORENA, comentò que conoció a Chema hace aproximadamente 25 años, pero que fue también a partir de sus frecuentes encuentros en el grupo de intelectuales en defensa del petróleo, y bajo la causa de Andrés Manuel, que también es la causa de México, que su relación se volvió muy estrecha. Vasconcelos comentó sobre sus casi infinitas afinidades y sobre la generosidad de Chema.
En su turno, Luis Linares Zapata, el primer amigo de Chema, recordó de manera poética como Chema extendió sus tribulaciones internas a trabajos creativos y como alcanzó como traductor su mejor prosa. Linares Zapata, además de hermosas anécdotas, compartió con el auditorio el dolor y la entereza con la que enfrentó la enfermedad degenerativa e incurable que culminó con su vida.